El Eixample izquierdo estrena hotel

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[vc_row][vc_column][vc_column_text]Barcelona estrena una media de un hotel por mes, habitualmente de categorías medias o altas. No son tantos como antes de la crisis, pero tampoco se ha dejado sentir aún la moratoria temporal de construcción de plazas hoteleras cuyos efectos (las tramitaciones de licencias son largas), se notarán más en los próximos años. Algunos debuts, no obstante, siguen llamando la atención por sus singularidades o elementos distintivos en medio de los casi cuatro centenares de ejemplos con que cuenta la ciudad, sin contar pensiones y albergues.

Un ejemplo es el que acaba de levantar el telón en el número 289 de la calle de Còrsega, con el nombre de Ohla Eixample, hermano del Ohla de Via Laietana y también propiedad del grupo Solixent Invest. El establecimiento ofrece 94 habitaciones (por precios que variarán según la temporada pero a partir de 225 euros), dando relevo al uso original de oficinas para el que fue concebido este edificio setentero. Precisamente, una de las señas de identidad del hotel es su nueva fachada, donde el arquitecto Daniel Isern ha creado volumen a base de módulos verticales de distintas proporciones que a los que se asoman cajas de madera.

El acabado de las 800 piezas de cerámica, de textura gravada, es una pirueta creativa realizada por el ceramista Toni Cumella junto con e lnstitut d’Arquitectura Avançada de Catalunya, que ha aplicado la robótica y un algoritmo para que cada pieza luzca ocho segundos de trazos de una versión de Las cuatro estaciones de Vivaldi. Son todas diferentes pero se ensamblan como montaje artístico y musical.

Sin embargo, la innovación se deja sentir, sobre todo, en el aislamiento. El equipo de arquitectura ha segado los anteriores pilares y colocado muelles amortiguadores sísmicos, una tecnología pionera en España y segunda en Europa, aseguran, para evitar ruidos y vibraciones propios de una finca asentada sobre un subsuelo con trajín de metro y ferrocarriles. Al quedar flotante, se garantiza la insonorización.

A efectos más visibles y hedonistas, el nuevo hotel se destaca también por una piscina climatizada en su azotea panorámica y una terraza en un patio típico del Eixample. En planta baja se integran recepción, cafetería y coctelería, como hábitat donde coincidirán turistas y también público local. Para tentarlos por la vía gastronómica, cuenta con el restaurante Xerta, dirigido por Fran López (con una estrella Michelin en su Villa Retiro de Xerta), a base de sabores del sur de Catalunya, arroces y frutos del mar, y con la doble opción de comer en mesas o barra, de cara a la cocina.

El viajero que pernocte se encontrará un interiorismo centrado en materiales nobles, como piel, madera, hierro y cemento y líneas vanguardistas integradas en el antiguo edificio. Como en el caso de Via Laietana (a un paso del Gòtic), el hotel también se nutrirá de un entorno en claro auge hostelero, junto a Enric Granados.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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